Rumbo al CILE
Discusiones y consensos en torno a la utilización del lenguaje inclusivo en vísperas del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española.
El uso de desdoblamientos en un enunciado, como por ejemplo “todos y todas” sí es considerado correcto por la Real Academia Española, aunque lo consideran redundante ya que sostienen que el masculino tiene género no marcado en el español. Es decir, que incluye a ambos géneros. De unos años a esta parte, se ha propuesto el uso de la “e” (“todes”) como neutro inclusivo, dado que la “x” (“todxs”) se presta para confusión. La RAE se resiste con vehemencia a aceptar esto, ya que lo considera una deformación que se presta para confundir al receptor. ¿Cuánto de esto es correcto?
Había en el latín tres géneros: masculino, femenino y neutro. Que no iban necesariamente unidos a la terminación. Es decir, que había masculinos y femeninos en las cinco declinaciones. Pero predominaban los femeninos terminados en –a y los masculinos terminados en –us (>o). El español generalizó por analogía este predominio y se inclinó por hacer femeninos o masculinos los sustantivos según acabaran en –a o en –o. Y los que no se ajustaban a esta regla, tuvieron que cambiar de género o de terminación (ulmus, pinus, por ejemplo, en latín clásico eran femeninos y se hicieron masculinos en romance: el olmo, el pino). Por analogía, los neutros pasaron a ser femeninos o masculinos sin norma fija.
Estos cambios tienen que ver con la historia de la lengua española, la cual es la historia de los hablantes de la lengua española. Los cambios se dan por el uso continuo y permanente de la lengua. Las academias e instituciones reglamentan los procesos de gramaticalización y estandarización, lo cual, la mayoría de las veces, va por la vereda opuesta a lo que sucede en el uso cotidiano de esa lengua.
Lo que en realidad terminan haciendo las academias y los comisarios de la actividad lingüística es detener en una imagen congelada el cambio lingüístico en perpetuo movimiento: sería el equivalente a fotografiar un momento de la imagen caleidoscópica y considerar que eso es el caleidoscopio.
El lenguaje inclusivo o no sexista, por otro lado, se emplea en diversas disciplinas como la sociología del lenguaje, antropología lingüística, etc., las cuales investigan los efectos del sexismo y del androcentrismo en la lengua. Este tipo uso se manifiesta en evitar el sesgo hacia un género o sexo en particular. El sexismo existe cuando devalúa a los miembros de un cierto género.
En este sentido, la teoría del lenguaje inclusivo es una contrapostura al purismo lingüístico, venerado por quienes quieren una lengua limpia, perfecta y sin contradicciones, defensores acérrimos de las políticas hegemónicas de dominación cultural. Lo que vendría a cuestionar, siglos después, aquella afirmación de Nebrija (autor de la primera gramática castellana, publicada en 1492, que fue la primera gramática escrita en lengua vulgar europea, que convirtió al castellano en la primera lengua culta de Europa después del griego y del latín) “siempre la lengua fue compañera del imperio”.
En un informe del año 2012 la RAE rechazó el uso de las llamadas guías del lenguaje no sexista. El informe fue elaborado por Ignacio Bosque y 26 de 44 académicos y las críticas que presenta insisten en el principio de la economía del lenguaje. El lingüista español dice que “un buen paso hacia la solución del problema de la visibilidad sería reconocer, simple y llanamente, que, si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar”.
Al ser el español una lengua hablada por 577 millones de personas (sólo considerando a los hablantes nativos) y lengua oficial en 20 países, además de ser la 2° más hablada a nivel mundial, es muy difícil que una academia, una corona o un movimiento pueda tener la última palabra al respecto. Todo disenso ayuda a poner en discusión desigualdades que se habían naturalizado hasta volverse invisibles. Nada garantiza que el lenguaje inclusivo vaya a tomar por las armas el palacio del diccionario de la RAE, pero tampoco se puede negar que es, en este momento, una herramienta que impulsa el cuestionamiento sobre la hegemonía en la administración del habla. La lengua está viva y goza de plena salud. La constante mutación decidirá con el tiempo y el uso qué es lo que sirve para hacernos entender de la mejor manera.
Publicada en Hoy Día Córdoba, el miércoles 6 de Marzo de 2019